lunes, 25 de octubre de 2010

G. K. Chesterton


“Doblegado ante la autoridad y la tradición de mis mayores por una ciega credulidad habitual en mí y aceptando supersticiosamente una historia que no pude verificar en su momento mediante experimento ni juicio personal, estoy firmemente convencido de que nací el 29 de mayo de 1874, en Campden Hill, Kensington, y de que me bautizaron según el rito de la Iglesia anglicana en la pequeña iglesia de St. George…”

Autobiografía


Edward puso fin a la conversación, la decisión estaba tomada.  Marie Louise no conforme pretendía darle una vuelta mas, analizar con mas cuidado la situación, evaluar con mas justeza los significados de sus actos, quizá encontrar un signo por debajo de los actos o por encima de ellos. Era inútil, y ella lo sabía, Edward solo concluía de este modo cuando su dialéctica estaba definitivamente agotada. Imaginaba los peligros, los riesgos de la impostura y temió por la suerte de su hijo. La inteligencia de Marie Louise pronto encontró los rumbos adecuados para alejar aquellos pensamientos y preparar los fundamentos de los acontecimientos venideros según las reglas del afecto social. 

 La personalidad escindida de Edward entre poemas, lechugas y escrituras de propiedad encontraba su equilibrio en el sano pragmatismo de a cada uno lo conveniente. Tratando de saciar cada apetito en los momentos precisos, como aquel que se somete a reglas ajenas pero que domina de tal modo que la ajenidad se disuelve ante la fuerza de dominio de una voluntad eminentemente práctica. La decisión también para el no había resultado fácil, pero ahora cuando ya no había más palabras era un hecho natural, normal, un paso inexorable casi fisiológico. Los hechos no son problemáticos son datos positivos y como tales deben adecuarse a nuestra conciencia, aunque la mayoría de las veces resultaba lo contrario. 

En St. George todo ocurrió del modo más normal, mejor dicho, rutinario, un trámite, uno más en la liturgia burocrática anglicana. Todas las preguntas fueron respondidas puntual y prolijamente por Edward y como los amanuenses siempre tiene necesidad de salirse de sus papeles algunos pasajes del dialogo tomaron cierta altura metafísica tal como dan cuentan los siguientes fragmentos de un diario encontrado en la iglesia St. George:   

“El Sr. Edward Chesterton manifiesta, luego de relatar incomprensibles relaciones entre  Adomnanus,  el obispo Arkulf y ciertos viajes a Tierra Santa, que San Jorge al matar el dragón puso fin a algo mas que una animal abominable, como si esto fuera desconocido por nuestra sabiduría, …

El Sr. Chesterton supone que: a) Jorge era el creyente, que el caballo era la iglesia y que el dragón era Satanás; b) que Jorge bien podría haber sido Sabazius (¿?) y que el dragón una simple culebra; c) que los sueños pueden haber olvidado a la figura autentica la de Perseo dando muerte a la Medusa y finalmente d) que resulta indiscutible la hermandad de Jorge con Miguel Arcángel. Siendo todo esto de sumo interés para los sanos caminos de la fe su misterio descansa en la eterna sabiduría de Dios, en ciertos puntos inescrutable, pero que a el lo atormenta el misterio de la princesa.

Advirtiendo que los tormentos son hijos del pecado dimos parte de las digresiones aquí registradas, por lo demás dejamos constancia…”

Marie Louise tomo toda la iniciativa de los arreglos finales. Su diligencia fue digna y hasta cierto punto entusiasta; dando cuenta que su hijo en cierta forma podría formar parte de las huestes de Miguel Arcángel puesto que St. George era uno de sus rostros, si aquel supo defender al pueblo de Israel bien podría guardar por su hijo, mientras esto pensaba leía:

Sucedió que estando Josué cerca de Jericó, levantó los ojos y vio a un hombre plantado frente a él con una espada desnuda en la mano. Josué se adelantó hacia él y le dijo: «¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos?» Respondió: «No, sino que soy el jefe del ejército de Yahveh. He venido ahora.» Cayó Josué rostro en tierra, le adoró y dijo: «¿Qué dice mi Señor a su siervo?» El jefe del ejército de Yahveh respondió a Josué: «Quítate las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es sagrado.» Así lo hizo Josué.

Solo advirtió que leía en voz alta cuando su marido le dijo que el niño producía mutaciones extrañas en su familia. Luego todo fue poco más que la rutina previa al bautismo de Gilbert Keith, aunque en ciertos momentos meditaba acerca de aquellas sandalias de Josue.

Según ha dado testimonio una amiga de la madre de Gilbert Keith, la señora Chesterton fue muy minuciosa en términos de esclarecer la ceremonia:

“El Bautismo no es solamente “signo” de profesión e identificación de los cristianos, sino también sacramento de regeneración o renacimiento, por medio del cual los que lo reciben son injertados en la Iglesia, son adoptados como hijos de Dios y remitidos sus pecados; la fe es confirmada y la gracia aumentada.”

La idea de un nuevo parto la confundía un poco y la adopción de su hijo la turbaba definitivamente.

De pronto se detenía en detalles aparentemente más superfluos:

“La palabra Bautismo se deriva de ciertos términos griegos que no recuerdo que significan lavar. Lavar es la idea esencial del sacramento. ¿Cuáles serán los verdaderos requerimientos de esta limpieza? El agua purifica. El lavado sacramental por el cual el alma es limpiada del pecado al mismo tiempo que se vacía agua sobre el cuerpo”
Una vez, citamos la misma fuente, fue interrumpida por su marido, que en materia filosófica era autoridad que debía ser reconocida:

El bautismo es el sacramento de regeneración por medio de agua en la palabra (per aquam in verbo). Santo Tomás de Aquino da esta definición: "El bautismo es la ablución externa del cuerpo, llevado a cabo con la forma prescrita de palabras."

Teólogos posteriores generalmente distinguen formalmente entre la definición física y la metafísica de este sacramento. Por la primera entienden la fórmula expresando la acción de ablución y pronunciación de la invocación de la Trinidad; por la última, la definición: "Sacramento de regeneración" o aquella institución de Cristo por la cual renacemos a la vida espiritual. El término "regeneración" distingue al bautismo de cualquier otro sacramento, pues aunque la penitencia revive a los hombres espiritualmente, ésta es más bien una resucitación, un traer de entre los muertos, no un renacimiento. La penitencia no nos hace cristianos; por el contrario, presupone que ya hemos nacido del agua y del Espíritu Santo a la vida de la gracia, mientras que por el otro lado, fue instituido para conferir a los hombres los comienzos mismos de la Vida espiritual, para transferirles del estado de enemigos de Dios al estado de adopción, como hijos de Dios. La definición del Catecismo Romano suma las definiciones física y metafísica del bautismo. "El sacramento de regeneración" es la esencia metafísica del sacramento, mientras que la esencia física se expresa en la segunda parte de la definición, esto es, el lavado con agua (materia), acompañado por la invocación de la Santísima Trinidad (forma). El bautismo es, por lo tanto, el sacramento por el cual nacemos de nuevo del agua y del Espíritu Santo, esto es, por el cual recibimos una vida nueva y espiritual, la dignidad de adopción como hijos de Dios y herederos del reino de Dios.”

El asombro colmó el espíritu de de la señora Chesterton hasta tal punto que se sumergió en la rutina preparatoria ahora si sin desvíos. Solo por momentos se perdía un poco tras la imagen de Saint George’s Cross, aunque los trapos nacionales poco le importaban. Solía ser más recurrente que reapareciera su curiosidad por los pies de Josue sin sandalias. No es necesario señalar que del discurso de Edward no recordaba ni jota.

De la ceremonia nada sabemos, todo hace suponer su normalidad. De la Iglesia tampoco salvo lo siguiente encontrado entre mis papeles:


St. George's Church in Campden Hill.
“St. George's has been a place of worship in Kensington since the middle of the 19th century. St George's has been built on the traditional teaching of the church and our style of worship and teaching is firmly rooted within the best traditions of the Church of England. For us, as for most Christians, worship is the core around which all of our life revolves. 
At the heart of our life is the Eucharist, together with the Word of God as revealed in the Bible. We believe that the Bible is the Word of God in the words of men and women. This combined understanding of the Eucharist as the eternal Word of God under the appearance of bread and wine, and of the Bible as the eternal Word of God under the appearance of human words, is at the core of our corporate worship.”

Ni siquiera sabemos si se refieren a la misma iglesia, poco importa.

En 1916, en los primeros días de junio, cuando G. K. Chesterton tenía 42 años recién cumplidos, frente a la puerta de St. George, se preguntó acerca de la princesa y los pies desnudos de Josue. 

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